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Otra vez, nuestro Estado sufre la precarización pendular que cada cierto tiempo ataca nuestras instituciones. Se expresa con el debilitamiento de la capacidad para planificar políticas, para tomar decisiones y gestionar eficazmente, la desinstitucionalización y la ausencia de legitimidad y reconocimiento por parte de la ciudadanía que esta vez es más evidente.

En este escenario, ¿cómo hablar de gestión pública? ¿Nos están ganando la batalla en avanzar en la ruta de reformas que permitan acercar a un Estado más inclusivo, más moderno, efectivo y descentralizado a los ciudadanos? 

Como iniciativa que busca incidir en políticas públicas, estas han sido nuestras interrogantes en los últimos meses, y creemos que es hora de preparar el terreno para cuando pase el temblor y haya que reconstruir el Estado desde distintas estrategias:

Un frente de defensa son los servidores civiles. Aquellos que han permanecido con cierta estabilidad por la Ley N° 31131 que les dio permanencia. Irónicamente, una ley que en su momento fue criticada porque incorporaba personal al Estado de forma indefinida sin mediar meritocracia, se ha convertido en el impedimento para que se reemplace antojadizamente a personal clave en puestos de mediana responsabilidad. Esos servidores pueden, tienen y deben resistir cualquier intento de clientelismo y de contrarreforma sin sustento que se les encargue.

La importancia de la agenda legislativa: Frente a la contrareforma en el legislativo en detrimento de reformas que creíamos instaladas- pero que ahora se hace evidente que no lo estaban como la calidad universitaria, políticas de inclusión, es que retroceden con sorprendente velocidad, ¿qué estamos dejando de hacer para que todo sea tan fácil de desmontar?

Hay una exigencia ciudadana desde la sociedad civil, la academia, la tecnocracia, los partidos políticos, por reparar y avanzar en la democratización de las políticas públicas. Ello será posible si juntamos fuerzas para preparar rutas de acción que permitan salir del marasmo en el que nos encontramos y apostemos por una recomposición del Estado. Es hora de pensar en reconstruir con cambios.